Este modelo acepta que los requerimientos del usuario pueden cambiar en
cualquier momento. La práctica nos demuestra que obtener todos los
requerimientos al comienzo del proyecto es extremadamente difícil, no sólo por
la dificultad del usuario de transmitir su idea, sino porque estos
requerimientos evolucionan durante el desarrollo de esta manera, surgen nuevos
requerimientos a cumplir. El modelo de ciclo de vida evolutivo afronta este
problema mediante una iteración de ciclos requerimientos–desarrollo–evaluación.
Resulta ser un modelo muy útil cuando desconocemos la mayoría de los
requerimientos iniciales, o estos requerimientos no están completos.
Tomemos como ejemplo un sistema centralizado de
stock–ventas–facturación, en el cual hay muchas áreas que utilizarán la
aplicación. Tenemos dos complicaciones: la primera, los usuarios no conocen de
informática, la segunda, no es uno, sino varios los sectores que nos pueden
pedir modificaciones o hacer nuevas solicitudes.
Además, el pedido de un sector puede influir en los requerimientos del
otro. Se hace necesario, entonces, lograr que la aplicación evolucione hasta
lograr las satisfacciones de los todos los sectores involucrados.
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